miércoles, 27 de marzo de 2013

ROMPIENDO CON LA RUTINA

Acaba de hacer tres años que llegue a Fuensanta. El pueblo donde he veraneado toda mi infancia y donde vivían mis abuelos maternos. Llegue para desconectar de la ciudad de Valencia, donde nací. En plena crisis económica ya somos 5 millones de parados. No soy de los que se rinden, y cada mañana busco empleo. Pero para liberar tensiones y desconectar: 1° paso tiempo con mi futura mujer, o 2° lo dedico hacer deporte.

Durante los dos primeros años en Fuensanta, he sido el lateral del equipo de fútbol de Fuensanta. Un equipo que formamos entre todos los chavales que estamos los fines de semana en el pueblo, gente joven entre 16 y 33 años. Jugamos en una liga organizada por el "IMD" instituto municipal deportivo de Castilla La Mancha en Albacete.

El primer año se nos dio bien y conseguimos pasar de categoría. El segundo año, a pesar de haber conseguido un patrocinador que nos pagase la equipación, los entrenamientos nos salían caros. Dejamos de entrenar y acabamos a mitad de la tabla de clasificación.

A nivel personal, la verdad, estaba cansado de la misma rutina. La incertidumbre de saber si voy a jugar o no... Todos los sábados ocupados. Y para colmo, las rodillas en doloridas.
Digo esto, porque fui al especialista del hospital "Perpetuo Socorro" y con 30 años que tengo, me diagnóstico "desgaste de cartílago" en las dos rodillas y me viene de nacimiento.

Tomaaaa... ¿Qué como me quede?... A cuadros, asustado y me dije:
- ¿ahora qué?
El medico me dice... Olvídate de hacer deporte!!! Te tomas este antiinflamatorio y estas pastillas, que son un tratamiento que dura tres meses. "Y sino te deja de doler" te infiltraremos... "Y si tampoco te da resultado" tendremos que operar y ponerte unas prótesis. ¡Pero aun eres muy joven! , así que... Tu verás.
- ¿Que yo veré?...
Ja ja!!! Pare de jugar porque me dolía mucho... Pero después de tanto pastillujo....  Paso el dolor y con ello la temporada.

Soy joven, me siento vivo, y el deporte siempre me ha gustado. Pero a partir de ese momento y por decirme, ¡que me olvidase de hacer deporte!. Juré que no lo iba a dejar, pero vamos. Lo iba a disfrutar pero con cabeza.

El único adversario seria yo mismo, vencer mis miedos, hacer lo que nunca creí que podría hacer, solo hay que proponerselo y ponerse un objetivo. Cada vez buscando mis límites. Prueba tras prueba y así demostrarme a mí mismo que soy capaz de todo lo que me proponga e intentar aplicarlo en mi vida personal.

Aquí acabo mi contacto con el fútbol y llegaron otras aficiones por descubrir...


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